La mano del Anticristo

Esto que los hombres estamos probando, el confinamiento obligado en las casas, la falsa pandemia, las medidas absurdas que se imponen en todo el mundo para no contagiarse de un virus de pacotilla, es sólo una pequeña cata de lo que Satanás y sus seguidores van a intentar hacer a la Humanidad y, sobre todo, a los verdaderos hijos de Dios.

La Historia y la sociedad actual reposan, en grandísima medida, en enormes engaños. Esta pandemia es un gran engaño.

Nadie conoce lo que hay en la Tierra ni sabe la vida de la humanidad desde su origen, no porque el hombre no sea inteligente, sino porque cada vez que los hombres se acercaban a un descubrimiento importante para sus vidas, la élite mundial, que gobierna este mundo desde el pecado original, se ha encargado de destruirlo, ya a nivel material, ambiental, cultural, etc…

Siempre la Humanidad ha tenido que comenzar desde el principio, porque es una multitud esclava al servicio del Príncipe de la Tierra.

«Sabemos que el mundo, todo entero, yace muerto bajo el Maligno» (1 Jn 5, 19).

El mundo entero está en manos de Satanás, que día a día nos constriñe a servirlo.

Yace muerto: todo es muerte en este mundo. Se nace para morir. Se vive en la muerte. Y la muerte es, para muchos, una forma más de existencia después de la muerte física. El mundo no posee la vida. Y si la encuentra se encarga de matarla, aniquilarla, perseguirla, como hizo con Cristo Jesús, Camino, Verdad y Vida. O como lo hace con el aborto, eutanasia, guerras, técnicas para impedir la vida, etc.

El Príncipe de este mundo, el Maligno, ha ido poniendo a sus secuaces al mando de los gobiernos de las naciones y de las distintas ramas del conocimiento.

Todo ha sido infiltrado por la mente de Satanás. Se trata de que los hombres no evolucionen en el pensamiento, no busquen la verdad, no vivan en la verdad, no obren con la verdad.

Somos un pueblo de esclavos, como lo fueron los esclavos de Egipto. Estamos sometidos a una élite mundial, que lo posee todo. Y, por eso, han sido capaces de fabricar esta falsa pandemia.

Esta élite mundial está adelantada 15.000 años en cuanto a conocimientos y nunca lo van a decir, porque quieren que todos seamos esclavos de unos conocimientos que matan, que enferman, que hacen daño, que no son buenos ni para el alma ni para el cuerpo. Quieren que todos vivan en la ignorancia, porque temen perder sus privilegios, que han alcanzado con el poder.

A la población mundial le están vedados esos conocimientos, no podemos acceder a ellos, porque la élite mundial ha decidido que la Humanidad no debe evolucionar, de lo contrario ellos perderán toda forma de poder.

La Humanidad, desde la Encarnación de Cristo, ha llegado a un punto en que necesita una transformación, la de su cuerpo: «nosotros mismos gemimos dentro de nosotros mismos, anhelando la adopción filial, el rescate de nuestro cuerpo» (Rom 8, 22). Nuestro cuerpo tiene que ser redimido, transformado, liberado de las garras de Satanás. Es, por eso, que gracias a Cristo lo que ha hecho la élite mundial, desde hace milenios y milenios, haciendo que la Humanidad siempre comience, una y otra vez, ya no es posible. Es el tiempo final, el más dificil, porque el sistema implantado por ellos todavía quiere perfeccionarse más imponiendo un control, cada vez más sofisticado, con la tecnología que tienen, que es imposible no ser esclavo de ellos. En este sistema no se puede huir ni siquiera al más mínimo control. Es un sistema que roba la libertad de los hombres con el fin de robar sus vidas y sus almas.

Son capaces, con los sofisticados satélites que han instalado por encima de la tierra, de generar tempestades solares artificiales, cambios climáticos, virus desconocidos, terremotos, maremotos, pudiendo matar a las personas instantáneamente, alterar sus mentes, leer sus cerebros y toda su vida pasada.

A la Humanidad se le niega estos conocimientos que la pueden liberar de esta esclavitud. De vez en cuando, ellos sacan nuevas tecnologías que son grandes novedades para los hombres, pero que, para ellos, son sólo juguetes para entretener, esclavizar y dañar a los hombres. Ahí tienen la tecnología 5G, el juguete ideal para ir reduciendo la población mundial al mínimo indispensable para ellos.

Esta élite mundial ha dado voz y poder a los falsos maestros, a los falsos científicos y médicos, y así han sometido, maltratado, apaleado y matado la vida de innumerables personas, que han consentido con ellos. ¡Cuántos se aconsejan con sus médicos, psiquiatras, que no saben curar ninguna enfermedad, y hacen de sus vidas una farmacia ambulante, un experimento de la alquimia. Sólo viven para sanar sus cuerpos y no entienden que los van envenenando poco a poco.

La élite mundial tiene a su disposición el poder vivir centenares y centenares de años, sin ninguna enfermedad, pero no lo dan a conocer. Sin embargo, se dedican a contaminar el aire y a propagar virus que ellos inventan y manipulan.

La élite mundial tienen todos los medios para sanar cualquier enfermedad, pero quieren que la Humanidad esté siempre debil, enferma, cansada y gaste su dinero en una ciencia médica que los lleve a la tumba, sin posibilidad de encontrar sanación.

La élite mundial tiene cada medio para hacer llover y dar agua en cada ángulo de la Tierra, tienen toda la energía a costo cero sólo para ellos. A la Humanidad se les enseña que el agua, el petróleo se está acabando, que se gane la vida para poder pagar su luz cada mes y se le adoctrina a ahorrar energía, y que hay que buscar otros medios de subsistencia. Hay que vivir de forma artificial, no ya en la Naturaleza.

Lo único verdadero es la Naturaleza. La vida nació en las aguas. La vida crece con la energía del sol. El cuerpo fue modelado en la vida de la tierra y se alimenta de los productos de la tierra. El aire purifica y transforma la vida de los cuerpos. El fuego es vida que lleva a otra forma de vida.

Esto es sólo el comienzo. Esta falsa pandemia es el inicio del Calvario de la Humanidad, que está hecho de muchos sufrimientos. Hay que llegar a la muerte en Cruz. Es la hora del Calvario del Cuerpo Místico de Cristo, de su muerte y resurrección. Para muchos, será la hora de la muerte eterna, buscada en ese mundo con frenesí.

La Humanidad ha entrado en la fase final de los Tiempos Malvados.

El Fin de los Tiempos representa el fin de una época malvada y corrupta. No representa el fin del mundo.

Lo que San Mateo (Cap. 24) dice en el original griego, «sinteleia aiono», es decir, en latín, «consummatio saeculi», que significa literalmente «cumplimiento total de este siglo», que señala, en el lenguaje del Evangelio, el fin de los tiempos dominado por el Mal. No se habla, en el discurso escatológico, del fin del mundo. Las falsas traducciones, en el discurso de Jesús ante el Monte de los Olivos, ponen fin del mundo, cuando Jesús no tenía la intención de hablar del fin de todo el Universo, sino del fin de una era de pecado.

Hemos entrado en esta fase final y su duración depende de aquel que ha llegado a la cumbre del pecado y que, por su pecado y en su pecado, nos ha metido en esta esclavitud, el Anticristo.

Estamos inmersos en la esclavitud de un pecado que sólo con la verdad, viviendo en la verdad, no puede hacer daño. Pero quien no vive en la verdad, entonces es tragado por la voragine de esta obra maléfica.

La mano del Anticristo, el hombre de perdición, que todavía permanece oculto, pero que puede actuar libremente en la sombra, está metida en esta falsa pandemia, que es sólo un ejercicio del poder militar mundial, para comenzar a controlar el movimiento de las personas y a abolir las libertades humanas. Se les ha metido a todos en casa para adoctrinarles en los planes que vienen después de este ensayo. Se les está diciendo que la vida ya no va a ser igual, porque lo han decidido los poderosos, esos que la gente sigue y vota cada cuatro años. Esos poderosos son sólo juguetes en la manos de la élite mundial.

Todo lo que se está viviendo es sólo un preludio de lo que todavía se vivirá a través de innumerables dificultades y sufrimientos.

Los hombres están tan obstruidos mental y espiritualmente, que ni siquiera son conscientes de esto, porque habiendo dejado de lado a Jesús, habiendo renunciado a la Verdad Absoluta, viviendo y llenándose la cabeza de múltiples relativismos, de pensamientos carnales, el «yo» de cada hombre está presente. Y no se puede guiar a un orgulloso. Donde está el orgullo, ahí está el abismo de destrución y de odio. Ahí la mentira es ley y la avaricia oscurece todo verdadero amor.

La mayoría de la población mundial es una población incapaz de guerrear y defenderse, porque sin tregua y sin detenerse sólo come y respira, sólo vive para sobrevivir, para hacer dinero y así fortalecerse en su orgullo para seguir siendo esclavos de la élite mundial.

Sólo la Verdad da la libertad al hombre.

Pero si los hombres se han alejado de las leyes de Dios, entonces se hacen esclavos de las leyes humanas, que han sido todas enredadas por los líderes del mundo. Todas las leyes humanas son retorcidas y equivocadas, como los cerebros de todos lo que las han dado luz, y que tienen como finalidad manipular las mentes de los hombres, que estén sometidos a una mentira, a un lenguaje engañoso, y que se tome por verdad, como un dogma, esa mentira.

Todos tienen, ahora, a sus presidentes de gobierno como médicos de cabecera y siguen ciegamente lo que ellos dicen: quedarse en casa, distanciamiento social, mascarillas obligatorias, vacunas, etc… El Estado es el que asume la dirección de nuestras vidas, porque la población se ha convertido en un enorme gallinero, gallinas estúpidas, que tragan cualquier cosa que digan y hagan esos señores que están en el poder. Nadie se ha dado cuenta que un presidente de gobierno no tiene competencias en la salud de ningún ciudadano. Sólo de aplicar una serie de normas públicas que no impidan el bien privado de cada uno. Si los gobernantes quieren limpiar los lugares públicos y poner orden en ellos, que no obliguen a los demás a limpiarse las manos ni a usar mascarillas ni a poner distancia entre las personas, porque no se puede juzgar a todos como enfermos del virus, que es lo que hacen, ni se puede convertir la vida social en un hospital ni en una carcel. La cuarentena es sólo para los enfermos, no para los sanos. Las mascarillas para los hospitales, no para llevarlas por la calle transmitiendo un nido de bacterias por todas partes. No existen los enfermos asintomáticos, pues todo el que está enfermo tiene sus síntomas. El amor al prójimo une, no produce distancias. Y, además, lo que está unido es más fuerte para vencer todo virus. El virus se vence con la inmunidad del rebaño, no con la estupidez del distanciamiento social y el confinamiento en casa. La gente ha dejado el sentido común para seguir a unos borrachos en el poder y en los medios de comunicación.

Lo que se ve es una manada enorme de hombres que siguen a otros hombres, que yerran sin pensar ni meditar sobre la propia condición de esclavos.

Somos esclavos, pero si permanecemos en la Verdad, si continuamente damos testimonio de la Verdad, si vivimos siguiendo las pisadas de Cristo, entonces podremos perder la vida, pero no el Alma.

Estamos en el final del tiempo en que estos seres malvados que dominan todo el mundo deben irse. Satanás tiene que ser atado para que comience el Tiempo de Dios, para que los hijos de Dios tengan espacio para manifestarse y obrar la verdad sin la esclavitud de un cuerpo hibridado y manipulado. Es un tiempo muy duro, porque es difícil andar contracorriente. Pero el que cree es guiado por el Espiritu y capaz de andar entre serpientes sin que le hagan ningún daño.

Un comentario sobre “La mano del Anticristo

  1. MUCHAS GRACIAS POR SUS PALABRAS QUE MUESTRAN TODA LA VERDAD, POR FAVOR SIGA ESCRIBIENDO ESTA VERDAD PARA LOS QUE LA BUSCAMOS. LE DESEO GRACIA Y PAZ

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